La semilla germina y la planta comienza a crecer, la energía que durante los meses más fríos hemos concentrado  en nuestro interior, se moviliza, ascendiendo, permitiéndonos un nuevo comienzo.

Es tiempo de cambio de cosecha, finalizan los cultivos de invierno y la tierra se prepara para recibir nuevas semillas, que nos darán los frutos que recolectaremos mas tarde.

 Antiguamente mientras esos cultivos crecían, aprovechábamos las  plantas silvestres del entorno y realizábamos ricos guisos con ellas. Plantas silvestres, como cardillos, achicorias, diente de león, ortigas, que en general tienen propiedades depurativas y ayudaban al hígado, órgano protagonista de esta estación, a limpiar las toxinas estancadas en nuestro organismo.

Hoy día, no somos consciente de estos cambios, cuando vamos al supermercado tenemos de todo, todas las temporadas se mezclan y es que podemos producir bajo plásticos, utilizando grandes cantidades de agroquímicos y si no es suficiente, también podemos traer alimentos del otro lado del mundo para satisfacer necesidades sin esperas.

A cambio, perdemos gran parte de la sabiduría ancestral que nos acompañaba brindándonos conocimiento y salud. También dejamos de estar en armonía con los ciclos naturales y los órganos relacionados con cada una de las estaciones se ven afectados.

Son comunes en este tiempo desequilibrios como cefaleas, migrañas, trastornos oculares, astenia y cansancio general. Para reducir, estas dolencias se aconseja entre otras prácticas, una alimentación acorde con la estación , en la que las preparaciones se vuelven más ligeras, incluyendo gran variedad de vegetales  frescos, sobre todo aquellos de hojas verdes, como puerros , acelgas , berros, col china , plantas silvestres, etc.

 Utilizar cocciones como  el vapor, escaldado  o salteados cortos, con intensidad de llama, de manera que, las verduras no queden completamente cocidas.

También cereales integrales, resaltando entre ellos la cebada por su poder descongestionante sobre el hígado, la podemos incluir en nuestras cremas de desayunos, sopas, guisos y ensaladas.

Como fuente de proteína, son las legumbres en toda su variedades la base, incluyéndose también en ocasiones preparados como tofu o tempeh .

Las algas, ayudaran también al hígado a limpiar toxinas, es fácil introducirlas en sopas y en la cocción de legumbres y cereales, y si nos atrevemos en salteados están riquísimas.

Los condimentos, ahora son también más ligeros, reduciremos aquellos salados como el miso, o salsa de soja  y podemos incluir otros de sabor ligeramente ácidos como vinagre de umeboshi o limón  y acompañar nuestros platos con germinados, hierbas aromáticas frescas y  algún fermento tipo chucrut casero que nos ayudará tanto en nuestras digestiones como a potenciar nuestra salud intestinal.

Dependiendo de la condición y de las necesidades de cada uno, incluiremos ensaladas y fruta cruda.

Como alimento medicina propio de la estación, resaltar  las ciruelas umeboshi, ciruelas fermentadas con sal durante 3 años con excelentes propiedades terapéuticas.

Comer poca cantidad, masticar con consciencia, cenar temprano, practicar ejercicio y tener actitud de agradecimiento con la vida nos ayudará a florecer cada primavera.

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